Devastación
Aire
concebido esta noche, de exhalaciones trémulas y amorosas. Donde tu voz me
recuerda que valen la pena los años y las tormentas en el requiem de mis
inflexiones cada vez que mis dedos desgarran inútiles mi rostro. Aire del grito
escarpado, qué importa para dónde se eleva, la gravedad nos levanta tiernamente
para soltarnos con dejo cuando los pulmones ya no dan para más. Somos el grito
furioso, la catarsis que celebra el instante de sincronía, el estremecimiento
al sentirme absorbido por tu ansiedad sacra.
Luego en la
devastación yacemos mirándonos con las manos, acariciando nuestro arousal con
flores aún con pétalos. Dejando todo fuera, somos dentro, contemplado el aire,
decidiendo ceñir nuestro tiempo.
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