Aprender a soportar
La policía de León, Guanajuato. No creo difiera de muchas que existan por algún lugar. Yo he aprendido a temerla, a desconfiar de ella, a sentirla como amenaza cuando vago por la ciudad tomando alcohol. Porque en León, esa pequeña isla mal llamada zapatera, está prohibido tomar alcohol por las calles pero más, en domingo luego de las dos de la tarde. Así en domingo, una gran parte de los ciudadanos se vuelven criminales, clandestinos. La policía es la gran temida.
Recién los reflectores convenencieros de la opinión mediática ha descubierto, (ja, la labor periodística me asombra) una serie de videos de policías, acerca del maltrato, tanto a detenidos como a entre sí mismos. Ya las instituciones se alertaron, ya se adjetivó como debió haber sido. Poco a poco se está difuminando la noticia y presionando también por un corte de cabezas.
Recién los reflectores convenencieros de la opinión mediática ha descubierto, (ja, la labor periodística me asombra) una serie de videos de policías, acerca del maltrato, tanto a detenidos como a entre sí mismos. Ya las instituciones se alertaron, ya se adjetivó como debió haber sido. Poco a poco se está difuminando la noticia y presionando también por un corte de cabezas.
En fin la noticia ya va pasando al siguiente nivel, el común lugar del olvido, también convenenciero.
Mi reflector se posiciona en las imágenes de los policías siendo capacitados en cuanto a tolerancia al dolor, a la humillación, a la desesperación. El alcalde de León, con su excelente léxico y poder de oratoria, mencionó que se les capacita así, por si llegan a sufrir una situación de tortura, les sea soportada. A lo que posiblemente, pienso, se les podría añadir a la tortura emulada, pues, alguna desmembración, algún balazo en alguna pierna o genitales, corte de lengua, cuelgue de carnes con ganchos, extirpación paulatina de intestino delgado, introducción por uretra de tubos, quema de retina con láser, introducción anal de serpientes venenosas o insectos, en fin, adicionando todo el catálogo de tortura de la inquisición. Sería muy beneficioso esta sumatoria de castigos emulados, sí, sólo emulados, esto por si acaso lo llegan a sufrir en la realidad, resistan más.
Mi reflector se posiciona en las imágenes de los policías siendo capacitados en cuanto a tolerancia al dolor, a la humillación, a la desesperación. El alcalde de León, con su excelente léxico y poder de oratoria, mencionó que se les capacita así, por si llegan a sufrir una situación de tortura, les sea soportada. A lo que posiblemente, pienso, se les podría añadir a la tortura emulada, pues, alguna desmembración, algún balazo en alguna pierna o genitales, corte de lengua, cuelgue de carnes con ganchos, extirpación paulatina de intestino delgado, introducción por uretra de tubos, quema de retina con láser, introducción anal de serpientes venenosas o insectos, en fin, adicionando todo el catálogo de tortura de la inquisición. Sería muy beneficioso esta sumatoria de castigos emulados, sí, sólo emulados, esto por si acaso lo llegan a sufrir en la realidad, resistan más.
Todo por el aguante, el demostrar las agallas, o los huevos, o la represión eficaz del dolor.
La búsqueda del heroísmo, la sobrevivencia. El orgullo de saberse no rajado. Dirán algunos que mi tono burlón acaso sea por tener miedo a soportar. Desgraciadamente también en su momento caí en la tentación de exponer el pellejo, o lo viví por ser semitorturado por algún sujeto desequilibrado. Recuerdo esos ritos, supuestamente lúdicos, donde se me presionaba la espalda con una navaja, ante las risas de los demás y el ejecutor, y tenía que mantenerme estoico sin quejarme; si lo hacía, la navaja podía tener más presión. En esa situación yo era obligado a participar. En otras sí, era voluntaria mi puesta a prueba. Eso sí, el tono superficial siempre se trataba de mantener lúdico, era la salvaguarda mental. Ahora con los policías, su salvaguarda es la emulación, la prevención, la capacitación.
La forzosa gran consigna, es el aguante, el no llorar, el no quejarse. La queja significa debilidad, cobardía, exclusión del género. Este tipo de queja, no debe ser confundida como la opuesta a la moral estoica donde el control de las pasiones y el dolor era obedeciendo a un dominio racional superior, al entendimiento del cosmos; la queja derivada por ende es, sinónimo de ignorancia y abulia. Aquí el no quejarse, el ser estoico habla de un virtud, de una práctica valerosa que conoce y tiene una causa justa por el cual soportar el sufrimiento; existe un fin ulterior positivo.
En el tipo de aguante que practican los policías de León Guanajuato (que por el momento tenemos puesto los ojos en estos en particular, pero que tal vez existan en todo el mundo prácticas similares), no es estoico definitivamente. Es absurdo, es degradante, falto de dignidad humana, estúpido, derivado del más irracional intento de justificar la hombría. Además apelando a la lógica, es menester que sepan cómo No caer en las manos de un torturador primero. También es verdad que existe la triste posibilidad de ser torturados, entonces, para ese momento aciago, se acordarán de su capacitación y tal vez aguanten más o, quizá no aguanten nada; pero, sí compararán esa tortura con la que les aplicaron antes y, sabrán que ojala no hubieran tenido ninguna de las dos.
4 comentarios:
yyyo nnno essstttoooy dddde acccuuuerrrdddooo, la la poooolllliiiiccccciiiaaaaaa nnnnnooo esssss ssssaaaalvvvvaaaajjjjjje, loooos peerrrrioddddisssttttaaaaaas miiii-ennnn-teeeen "Me vaaaaaaaaleeeeee
Wiiiiiiiilssssssssooon" nooooo
teeeeee meeeeettttttaaaaaas cooooon miiiiii leeeeeeetssssssiccco sooooy unnnn grrrrrrannnn orrrrrradddddddooooor.
Gracias por publicar otra vez mi comentario.
Es lamentable lo que ocurre con la policía en Leondres, cada vez me da más asco vivir aquí y ser leonés, sobre todo tolerar a esa bestias analfabetas y estúpidas llamadas policías, deberíamos mandarlos a combatir a Kandahar a los pendejos a que los vuelen en pedacitos los fundamentalistas islámicos, aquí reprimen y atacan a los inermes, siempre, estoy de acuerdo con usted, sr. Silva, en León reina la hipocresía, se prohibe la venta y el consumo de alcohol pero nos bombardean con publicidad en todos los medios para ser víctimas del consumismo, es un negocio redondo, los policiías como son despojos humanos, sin valores, moral ni principios, terminan trabajando jodiendo al prójimo y tienen un odio muy profundo a la sociedad por ser unos zánganos, cerdos fracasados, incapaces de nada creativo en la vida, han de ser impotentes o tener almorranas, o ser putos reprimidos, todo apesta en sus asquerosas almas, si es que aún tienen. en vez de prohibir el consumo de alcohol en la vía pública deberían de prohibir que los panistas impongan alcaldes cada vez más seniles, estúpidos, ignorantes, bestias que son incapaces de proferir palabra alguna, si el pensamiento se expresa en palabras, imagines que hay en su mente hueca y enmohecida, a mí me vale wilson su decrepitud y anquilosamiento.
para ellos la rola 51 "pinches cerdos" en el singbox, a la derecha hacia abajo.
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