Fusionarnos
Con el agua que cae despacio en la noche, y tu aroma que a salvarme viene siempre,
con tus manos húmedas que me calientan, y no me dejan, con tus lágrimas honestas sobre mis labios, y me precipitan a quedarme parado y soltarte por las sombras que desesperado espanto.
Con el giro de la armonía de notas acertadas, mareados y felices por ser parte del actual torbellino, y preguntando por la inmortalidad aún de saber la verdad, bebiendo efusivos néctares temporales que se quedan, tirados por todas partes queriendo ser llevados por la levedad.
Con una sonrisa sin ser macerada, tan cerca, y creyendo a veces su fantasmal gracia, sin miedo, a tiempo la mirada, escurriendo el alba y tentando aún el inicio de explorarnos fingiendo ser ingenuos. Sentados, estremecidos por ver corrientes encabritadas de nuestro ropaje.
Con la prisa transmutada en añeja pasión, y la promesa que ya es puntual de abrazarnos con una ternura exclusiva de árboles evaporados, de humo entre los dos, de silencios tan sabios. Tumbarnos otra vez al mar, hundirnos sin doloroso pudor, mordiendo sí la piel, en nuestros cuerpos
Con las titilantes frases que nos regalamos y nos empujan a estar unidos, con nuestras despedidas, con nuestros reencuentros, con un simple llamado a la cercanía. Con nuestras tardes dubitativas, con nuestras noches y el sismo de certezas. Para saber tocarte antes de tenerte cerca.
con tus manos húmedas que me calientan, y no me dejan, con tus lágrimas honestas sobre mis labios, y me precipitan a quedarme parado y soltarte por las sombras que desesperado espanto.
Con el giro de la armonía de notas acertadas, mareados y felices por ser parte del actual torbellino, y preguntando por la inmortalidad aún de saber la verdad, bebiendo efusivos néctares temporales que se quedan, tirados por todas partes queriendo ser llevados por la levedad.
Con una sonrisa sin ser macerada, tan cerca, y creyendo a veces su fantasmal gracia, sin miedo, a tiempo la mirada, escurriendo el alba y tentando aún el inicio de explorarnos fingiendo ser ingenuos. Sentados, estremecidos por ver corrientes encabritadas de nuestro ropaje.
Con la prisa transmutada en añeja pasión, y la promesa que ya es puntual de abrazarnos con una ternura exclusiva de árboles evaporados, de humo entre los dos, de silencios tan sabios. Tumbarnos otra vez al mar, hundirnos sin doloroso pudor, mordiendo sí la piel, en nuestros cuerpos
Con las titilantes frases que nos regalamos y nos empujan a estar unidos, con nuestras despedidas, con nuestros reencuentros, con un simple llamado a la cercanía. Con nuestras tardes dubitativas, con nuestras noches y el sismo de certezas. Para saber tocarte antes de tenerte cerca.
1 comentario:
Maravilloso como lo "viejo" puede ser otra vez lo que fue: lo "nuevo". Y más aún como se entrelazan sensaciones de nostalgia con el placer de la sopresa. La ternura dejando de ser un recurso para ser un contenido en los trazos de la imagen. Por muchos como estos...
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