Erbarme dich, mein Gott!
Oh soledad! ¡Tú patria mía, soledad! ¡Ha sido demasiado el tiempo que he vivido
de modo salvaje en salvajes países extraños como para que no retorne a ti con lágrimas en los ojos!
de modo salvaje en salvajes países extraños como para que no retorne a ti con lágrimas en los ojos!
Así Habló Zaratustra
Nietzsche
Nietzsche
Los motivos debiesen dejar de ser oscuros. Tantos inconexos padezco esta noche que escribo; son con violencia difuminados en humedad que se va por las mejillas. El grifo se estaba herrumbrando, y por más que quería que se abriera, no sé por qué causas parecía apretarse más. De fuerzas para abrirse por lo externo sin duda ha habido. Tantos deja vu, y otros nuevos, para asentarse en la maldita memoria. Porque mi memoria se divide en dos, no por afán maniqueísta, es simple, es más sencillo así. También, mi monólogo interno simplemente, estaba lleno de cansino dolor. Clavado entre la tráquea y la cordura. Lo inefable –por momentos- de la música, me vuelve tan caprichoso, a veces tan triste. Hoy no me importa estar desnudo.
Por fin me percaté de que puedo morir. Así, con su desfachatez llegó la certeza. Y recordé. Amo tanto la vida.
Quisiera escribirte a ti, decir que esto es para ti, pero, no. Me estoy observando tan dentro, que no puede ser. Sin embargo, lo quisiera. Dice mi abuelo Freud, que son los tentáculos narcisistas. Pues si tiene razón, me están ahorcando, y en su lugar quisiera filamentos tan tersos para acariciarte.
Celebraré con tragos de mi salmuera, el haber llovido dentro, el dejar caer un mar misericordioso por mis espinas. Me alegraré luego, lo sé, porque habrá razón de estar feliz, de abrazar una vez más mis lágrimas, han vuelto, no abandonaron mi aridez racional, no me dejaron amargarme entre halos de angustia, entre fatuos resplandores. Aún así, falta más, por favor quédense, toda la noche lloverá.
Por fin me percaté de que puedo morir. Así, con su desfachatez llegó la certeza. Y recordé. Amo tanto la vida.
Quisiera escribirte a ti, decir que esto es para ti, pero, no. Me estoy observando tan dentro, que no puede ser. Sin embargo, lo quisiera. Dice mi abuelo Freud, que son los tentáculos narcisistas. Pues si tiene razón, me están ahorcando, y en su lugar quisiera filamentos tan tersos para acariciarte.
Celebraré con tragos de mi salmuera, el haber llovido dentro, el dejar caer un mar misericordioso por mis espinas. Me alegraré luego, lo sé, porque habrá razón de estar feliz, de abrazar una vez más mis lágrimas, han vuelto, no abandonaron mi aridez racional, no me dejaron amargarme entre halos de angustia, entre fatuos resplandores. Aún así, falta más, por favor quédense, toda la noche lloverá.
3 comentarios:
Justo acaban de darme una pedradota con un texto no similar aunque si parecido hahahaha y aun tengo la caca movida así omitiré cualquier comentario sobre el escrito asta que lo considere pertinente :D
Oye, bien por visitarme...Te recuerdo que para que se sigan publicando producciones majestuosas como las de The Protagonist, hay que VOTAR por el sitio, recomendarlo y suscribirse a él.
Saludetes
andele cabron hahahaha ya ve por comentar hahahahaha lo que le ponen tienes que recomendarloooo hahahahaha por cierto ahora ya que se metio the protagonist has escuchado a triarii weno hay te ves inche satatico maldito ojala y no te vayas al infierno hahahahaha
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