25 de enero de 2011

Expulsión 1

El zumbar arriba, por la lámpara. El cuerpo danza luego, junto al muro blanco. El sudor recorre la tarde, y anochece satisfecho. Las ideas eyaculan profundas ante la sensación más atroz de las uñas. Portentoso poder de salir, de emanciparse dulcemente. Suspirar mareándose y dejando escurrir los ojos. Cualquier picor recuerda el ayer, para voltear sin resentimiento y gravedad en el estómago. Sí, sólo dejarse llevar, entender lo que brota palpándolo cual bebida derramada en la ropa más preciada. Darle un porqué al seño arrugado y odiado recién. Evitar otras tantas ideas con la marea de los dedos o el puño, o la letra malhecha de las horas alumbradas.

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